martes, 26 de febrero de 2013

LA UNIVERSIDAD QUE QUEREMOS POR EL DR. ARCADI GUAL

La universidad que
queremos (II). En búsqueda
de una mejora contrastada

Arcadi Gual

‘El General Medical Council (GMC) protege a la
población garantizando estándares adecuados en la práctica de la medicina. Alcanzamos esta
meta estableciendo y regulando los estándares profesionales, no sólo para la práctica profesional
de los médicos sino también para la formación de grado, posgrado y continuada [...]. La mejora dela gestión y la calidad de la formación y la práctica
médica involucra a diversas organizaciones.’

El último editorial de Educación Médica del año 2011
argumentaba por qué la universidad debería empeñarse
con prioridad absoluta en la mejora de la calidad
antes que discursear sobre el tópico de la excelencia.
Estas líneas, con una visión general pero académica,
quieren profundizar en qué ha de ser para
la universidad, y en particular para las facultades demedicina, la mejora de la calidad.

No es cuestionable que en las últimas décadas la
universidad ha experimentado considerables avances:
investigación de nivel, nuevos grados y másters,
nuevos planes de estudio, nuevas infraestructuras docentes y un profesorado con capacidad contrastada aunque quizá no capacitado completamente para
todas las actividades que se le demanda. A pesar delas espinas irritativas del día a día, la universidad, en su globalidad, está mucho mejor que hace 25 años.
Pero, precisamente, esta mejora global puede enmascarar
parcelas como la formación de los médicos
en las que la mejora no sea sustancial o incluso
en las que no se haya producido avance alguno. La
intención no es cuestionar si la formación es buena
o mala, sino si hay margen de mejora. ¿La universidad
puede mejorar la formación de los médicos?,
¿queremos saber si hay o no margen de mejora?
La pregunta es evidentemente retórica, pero la
respuesta, al menos si tenemos en cuenta las con-
ductas institucionales, es sorprendente: no ha interesado
saber si podemos mejorar. El General Medical
Council (GMC) británico, órgano regulador de
la formación médica, tiene claro que las medidas a
corregir, y por tanto a mejorar, no se generan en la
mesa de un despacho sino que surgen del análisis y
de la evaluación de la realidad. El instrumento normalizado
que utiliza, el Quality Improvement Framework
(QIF) [1], permite reflexionar sobre dos
cuestiones que deben ser útiles para todos: primero,
el control de calidad, y después, la diversidad de
actores.

Cualquier programa de control de calidad se basa
en un circuito de retroalimentación. Una acción genera
un resultado que, al analizarlo o evaluarlo, permite
obtener conclusiones para, si procede, introducir
mejoras en una nueva acción. La razón fundamental
de la mejora de la investigación en los últimos
25 años no ha sido otra que la evaluación deésta y la razón fundamental de una docencia estancada
en modelos clásicos no es otra que la falta deuna evaluación y control de calidad. El GMC, después
de una task force iniciada hace más de una década
y revisada en el 2004-2005, ha estructurado su
responsabilidad de ‘regular’ la evaluación y la mejora
de la formación de los médicos en el QIF, que sefundamenta y ampara en cinco principios:

La regulación ha de ser ‘proporcional’ sólo cuando
sea necesario y en relación al riesgo; ha de ‘rendir
cuentas’ justificando las decisiones ante la sociedad;
debe estar en relación con los estándares aceptadosy, por tanto, ‘coherente’ con ellos; ha de ser de uso ycomprensión fáciles, ‘transparente’, para todos losciudadanos; y debe estar ‘focalizada en un objetivo’, dirigida a un problema y minimizando efectos colaterales.
No es necesario desarrollar esta cuestión
dado que el documento del QIF [1] está al alcancede todos los interesados, pero los comentarios precedentes son suficientes para justificar que las sociedades
más reputadas en la mejora de la calidaduniversitaria mantienen y actualizan la evaluación yregulación de la formación universitaria con procedimientos
extremadamente exigentes y comprometidos,
mientras que los nuestros siguen siendo altamente
burocratizados y farragosos.

El QIF nos hace reflexionar sobre una segunda
cuestión. Además de la propia universidad, y en
nuestro caso las facultades de medicina, ¿debenparticipar otros actores en el control y mejora de la
calidad? En repetidas ocasiones la universidad ha
hecho suya la expresión popular ‘yo me lo guiso, yo
me lo como’. No hace muchas semanas, en medios comunes de comunicación hemos visto defender el principio de la autonomía universitaria frente a la interferencia política del consejo social impulsada por supuestos agresores de la universidad. Bien esverdad que al respecto han aflorado muestras desensibilidad en el último año (no mucho más), en el
que las universidades han puesto sobre la mesa su
preocupación sobre su gobernanza. Pero ciñéndonos
al tema de la búsqueda de una mejora contrastada
en la universidad en general y en la formaciónde los médicos en particular, debemos reclamar al
menos la voz de actores institucionales, colegiosprofesionales, sociedades científicas, pacientes, discentes, organizaciones proveedoras y aseguradorasde atención sanitaria y, por qué no, empresas de diferentes tipos del sector de la salud. El GMC lo dicecon pocas palabras: ‘la mejora de la gestión y la calidad de la formación y la práctica médica involucra a
diversas organizaciones’. ¿No estaría bien hacerles
caso?

Bibliografía / References .
General Medical Council. Quality Improvement Framework; 2010.
URL: http://www.gmc-uk.org/education/documents.asp.
URL: http://www.gmc-uk.org/Quality_Improvement_Framework.pdf_39623044.pdf.
www.educmed.net Educ Med 2012; 15 (1): 1-3



Correspondencia:

Arcadi Gual Sala. Departamento
de Ciencias Fisiológicas I. Universitad de
Barcelona
Director de la Fundación
Educación Médica (FEM). Profesor
de la Facultad de Medicina de la
Universitad de Barcelona. arcelona. Barcelona, España.


e-mail:

agual@ub.edu

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