jueves, 26 de julio de 2012

DIOGENES DIAZ: POR UNA UNIVERSIDAD ACREDITADA Y RESPETO PERMANENTE A SUS PROFESORES - CASO DEL PROFESOR MARIANO ARIAS SORIANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL


















CASO DEL PROFESOR MARIANO ARIAS SORIANO, Facultad de Administración, Universidad de Guayaquil-Ecuador a Julio 2012
Vivimos un momento de quiebre en el sistema de la educación superior, estamos ya inmersos en la autoevaluación y en la acreditación. El momento es ahora y ahora es siempre para ejercer nuestros razonados derechos como lo ha hecho el colega Mariano Arias Soriano, a quien tengo el privilegio de conocerlo, haber leído sus escritos, comentado sus intervenciones y apreciado su filosofía de soñador y practico profesor y emprendedor de éxito en sus gestiones profesionales.
El nos adjunta comunicaciones donde evidencia, con su respuesta,  su capacidad de profesor y ciudadano respetuoso de los derechos de los demás y de todos.
Nos indica cómo debemos actuar, sin pretender ofender, ni siquiera agrandar lo inaguantable e impensable,  en cuanto a ofensa e intención a la vulneración de los derechos consagrados en la Constitución, LOES, Reglamento, Estatuto universitario y principalmente a nuestra dignidad de profesores.
No es un caso aislado a un profesor, a un hombre, a un padre de familia. Es una realidad de hechos mal nacidos que generan un producto no imaginable de equivocada acción atropelladora a la inteligencia y buena imagen de catedráticos ya reconocidos, en nivel de cercana jubilación,  que han marcado senda solida por donde ahora transitan muchos de nuestros graduados.
Adjunto el mail recibido y lo traslado a otras personas como copia para utilizar nuestro observatorio universitario y comunicar con información precisa lo que está sucediendo al interior de nuestra educación ecuatoriana, con un efecto que será como cascada para disfrutarla o para lamentarla.
Si hoy dejamos hacer y dejar pasar, que nos espera hoy mismo?
No es la culpa de otros, es nuestra culpa, en ocasiones por omisión o silencio culposo, cuando no denunciamos a tiempo los atropellos que se comentan en mesas, pasillos y salones de nuestra alma mater, en voz baja y mirando a los costados. El caso no es quien atropella mas, sino quien razona.
Yo no debería  acusar a una persona, pero si puedo decir que los que conocemos y silenciamos atropellos a nuestros derechos en los procesos y actitudes, como el caso adjunto, estamos condenados a una vida de miseria, de temor, de pánico, de risa fingida, de pesar profundo oculto, de grito ahogado de opinión y rebeldía no expresada y de seguimiento penoso y vergonzoso lleno de irrespeto a quienes sirven y han servido en sus clases y sus opiniones a la universidad y al País.
El colega Mariano Arias, que nos envía la comunicación, que pretendo difundirla, solicitando disculpas a quienes no son profesores, pero va con copia oculta, respetando vuestra confidencialidad de dirección,  es colega universitario nuestro y si no lo fuera, lo estamos conociendo en su demostración equilibrada escrita.
Hagamos respetar nuestra posición de profesores, mediante un quiebre y cambio,   pues todos vivimos el mismo mundo y techo y deseamos tener un lugar en la Academia de paz, respeto, amor, altura de imagen, persistencia en las buenas acciones, amor hacia lo que hacemos en bien de los demás y fe inquebrantable en Dios y practica de nuestros valores de calidad con responsabilidad social.
Adelante Mariano en este escenario repetitivo, donde algunos, “… a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo;…”(Isaias 20:5)
Saludos, Diógenes Diaz, profesor principal desde 1971

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